Un Le Lo Lai, Merry Christmas y
Sayonara…
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published to Willie Colón – News Blog at 5:31:53 AM 12/31/1991
Diario de Willie Colón – Diciembre 1991
"Recuerdos de un boricua en Japón pa’ la
navidades"
Salimos a las 12 de las tarde el domingo 16 de
diciembre en el Vuelo 005 de JAL. Como siempre en un día que yo tenga que
viajar, el sol brilla y los pajaros cantan. Anoche llovió en cantidad pero
hoy el día está precioso. (para que me duela más tener que irme)
Entrando al avión observo todas las caras japonesas, practican el
"tatemae" (rostros sin expresión).
Llego a mi asiento y está bloqueado. Inmediatamente se
levanta el Sr. Kazumasa sin tener que pedirle paso. Me siento, "Kazumasa
san" me pregunta "¿Where are you from?" (¿De dónde eres?) Le
contesto Puerto Rico. ¡Qué alegría muestra cuando sabe que va practicar su
español. (Me jodí). Sr. Kazumasa me cuenta que trabaja para una empresa
fabricante de acero.
Me cuenta que estuvo en Puerto Rico una vez y que se
podía beber
el agua de la pluma y las calles estaban muy limpias- que su empresa tenía
mucho terreno en Brasil- que Matsushita esta montando una fábrica de ensamblaje
grandísima en Puerto Rico, y que en Isabela van a construir un complejo
turístico más grande que el condado. (Ya estoy medio molesto) Te juro que si en
algún momento siento que me lo dice por mortificarme lo mando para el infierno.
Ayer se escuchó en las noticias que habían hecho una oferta para comprar los
Yankees. ¡Coño!, ya nada es sagrado para esta gente!
Al llegar al hotel me acosté y quedé como una piedra.
Suena el teléfono. "No pudimos entrar porque tu puerta tiene seguro."
… "Le envían un regalo de frutas." Yo digo “¿No pensaran que yo
prefiero dormir? ¡Por eso he asegurado la puerta y he puesto el aviso de no
molestar!" Y me responde “¿Puedo llevarle las frutas ahora ya que hay
cambio en mi relevo de trabajo?" Trajo el plato de frutas y se ofendió
cuando le ofrecí la propina. (Hmmm.. puede ser que este sistema tenga algo…) El
lunes se vaporó. (Todavía no entendemos completamente, pero aceptamos que
salimos el domingo, nos bajamos del avión, llegamos al hotel y despertamos el
martes.) Wow..
Perdimos un día por el cambio de hora.
La estación de trenes de Tokio esta nítida y
organizada. El portero me lleva las maletas hacia el tren mientras doy una
vueltita a ver lo que hay. Los muchachos compran desayuno otros compran gafas.
De repente pasa Ray Charles y sus músicos. Conocimos unas turistas de Australia
quienes estaban en ruta a Nagoya. Le preguntamos si sabían de que eran los
pasteles en la vitrina, pero ellas hablaban menos japonés que nosotros.
El tren era impresionante; blanco, moderno, rápido
(Casi 200 mph) y silencioso. La guía Corki Hikota, una japonesa guapísima que
habla inglés perfectamente y un poco de español, nos espera. Nos sentamos. Y
las azafatas del tren nos traen toallas calientes. Nos presentan el menú. Solo
pido agua mineral, estoy deshidratado.
Los japoneses fuman mucho. El tabaco que fuman huele a
soga quemada. Me estoy asfixiando con el humo… Algunos de muchachos duermen
mientras otros admiran el paisaje de montañas con sus picos blancos y el famoso
volcán Mt Fuji.
Al llegar al hotel el tecladista se da cuenta que
perdió la cartera con $300 dólares. Llama a la compañía de trenes para
reportarlo. Antes de salir del hotel vi una novela samurái. No entiendo nada,
pero las bofetadas las entiende cualquiera. Son como una combinación de novela
con vaqueros para ellos. Deberían traducirlas a español y pasarlas por
Univisión y Telemundo. ¿Cuántas "Intrusas" y "Cristales"
podemos soportar? Están bien logradas en sentido de producción. Pero ya es hora
para la novela mía…
El Club en Nagoya está lleno cuando comenzamos a
tocar. La gente se mueve y reaccionan con entusiasmo. Poco a poco el aire se
convierte en puro humo de cigarrillo (soga quemada). Las luces nos dan un
aspecto surreal. Hay unos cuantos haciéndonos coro. Al final del baile se
acercan. Resultan ser peruanos. Le damos la ñapa. Los muchachos tocaron bien.
Nagoya fue el primer batazo.
El miércoles no hay trabajo. No he dormido bien, está
haciendo demasiado frio. Los japoneses no usan calefacción de noche. A las 9 am
están las novelas samurái de nuevo en la tele. Me levanto. Llevo las maletas
abajo y voy a desayunar al restaurante. Cuando salgo, noto que me han llevado
las maletas. Paniqueado voy al elevador, que no es automático. La operadora habla
solamente japonés. ¡Carajo! ¿Cómo se dice la calle? Saco mi libro de Berlitz y
empiezo a buscar mientras va bajando el ascensor. Encuentro la palabra, ¡”tori!",
pero ya hacía tiempo que estábamos en la recepción… Salgo corriendo como un
loco, buscando al ladrón que me robo las maletas. Se lo digo al capitán de
botones y él me explica que me las subió al autobús cuando llegó.
Antes de marcharnos de Japón estamos en navidades. ¡Doquiera
que vamos nos dicen “Merry Christmas!" en un acento japonés. Muchas decoraciones
y mucha fiesta. No pude resistir y pregunto: "¡Un momento! ¿Ustedes
celebran la Navidades aquí también?" me contesto "seguro!"
Pregunto, "¿y que significa para ustedes la Navidad?" me contesta
"es una época donde todo el mundo regala cosas y pasan un rato bien
alegre!" (¡Igualito que aquí!)
Para un boricua nacido en el Bronx y criado en una
cultura Latina, las cosas que hacen los japoneses no tienen sentido. Pero lo
que si me pude llevar es que han aprendido a vivir juntos, pero bien juntos. La
población japonesa es de las más apretadas con respecto al área y recursos
naturales. Han desarrollado su recurso más abundante, su gente.
Ellos dicen que la calidad de vida es como un pastel,
mientras más gente hay, más pequeño tu pedacito. Algunos piensan que no tenemos
mucho que aprender de ellos. (En la salsa estoy de acuerdo) Que hay poco en
común. Sin embargo, los japoneses, con una densidad de población más altas en
el mundo (Puerto Rico pertenece a este club), tienen un gran sentido de patria,
una misión como nación, y respeto y dedicación a su raza y cultura.
Si los japoneses aprendieron de nosotros como tocar
salsa seguramente nosotros podemos aprender esto de ellos. A sentir por
nuestras patrias, raza y cultura sin complejos.
Oh!, casi se me olvida decirles! La cartera apareció intacta con los $300
dólares. Igualito que aquí, ¿verdad?
Feliz Navidades y que el año nuevo nos traiga salud,
paz y progreso. Que Dios bendiga a mi gente linda…