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Música con mensaje. Su carrera musical ha estado marcada por la reivindicación de la cultura latina. Ahora, como político, trabaja en promover la presencia hispana en EE.UU. (Foto: Magali Del Solar) |
Hasta ahora ciertos fanáticos de la salsa se refieren a Willie Colón como 'El Malo'. La afición se resiste a dejar el apelativo que hizo famoso a este músico, quien nunca se molestó demasiado en quitárselo de encima.
En su momento, 'El Malo' era el hombre. Uno de sus discos más famosos lleva ese apodo por título. En otro disco célebre, 'Asalto navideño', a dúo con el mítico Héctor Lavoe, ambos aparecen robando un televisor de una residencia.
En un segundo volumen, ambos simulan un atraco al trabajador de un grifo. Las alusiones lumpenescas en sus discos son numerosas. La gente se creyó tanto el apelativo que –según los cronistas– en los conciertos populares no faltaba quien terminara buscándole la bronca para probar su bravura. 'El Malo' se hizo mito. Se ha llegado a decir que el aura feroz del Colón de esos años dio forma a una actitud popular que está considerada la esencia de la salsa.
Cuarenta años después, tras una diluviana carrera musical, 'El Malo' es considerado un personaje modelo. Colón tiene las llaves de la ciudad de Providence y es ciudadano honorario de Baltimore. Tiene la más alta condecoración de la Universidad de Yale y a mediados de los años noventa ya estaba considerado entre los cien hispanos más influyentes de Estados Unidos. 'El Malo' nació en el peligroso barrio del Bronx y se abrió paso a trompadas, pero hoy trabaja en una agencia del Gobierno Estadounidense que promueve la participación de la comunidad latina en la vida de ese país. De alguna forma se da abasto para hacer política sin dejar la música, como queda demostrado con su llegada a Lima.
¿La política es un nuevo escenario para las inquietudes sociales que antes expresaba con salsa?
Yo me postulé en el 2001 para vicealcalde de Nueva York y, aunque era imposible ganar porque allá las campañas son multimillonarias, nosotros con unos cuantos pesitos logramos salir terceros. Hubo una respuesta importante de la comunidad latina y eso es lo que necesitamos, que el sistema estadounidense comprenda el número que somos y el poder que tenemos. El 50% de los niños de Nueva York es latino. Es una ola que nadie va a poder resistir. Ahora empecé con el turismo para atraer turistas latinos a Nueva York y que exista una estructura para recibirlos. Eso lo maneja una comisión dentro de la alcaldía, formada por 52 comisionados entre los que está Jennifer López, Robert de Niro y muchos magnates del entretenimiento. La meta es desarrollar la economía latina de Nueva York. Es necesario para nuestro progreso, porque, ya ves, en las películas se sigue manejando el estereotipo del latino como el villano, lo que antes sucedía con los negros.
Hace mucho tiempo usted dijo que los latinos nos sentíamos amilanados por esa imagen.
Eso sigue y tenemos que luchar de una manera económica, política. Hace poco un estudio determinó que la economía latina en Estados Unidos mueve 600 billones de dólares. Es el dólar latino. Entonces, no somos un problema, somos una ayuda.
Hablando de estereotipos, usted tiene un famoso tema llamado “El gran varón”, que habla de la homosexualidad y el estigma. ¿Como político, qué piensa de toda esta polémica sobre el matrimonio gay en su país?
Bueno, yo estoy de acuerdo en que esas parejas tengan algún tipo de protección legal, pero en lo que se refiere al matrimonio en sí, dentro de la Iglesia, no creo que pueda pasar. Una cosa es reconocer la unión de dos ciudadanos que pagan sus impuestos y tienen sus derechos y dicen: nosotros somos una pareja. Eso no puede molestar a nadie. Ahora que se pretenda reconocer un matrimonio en el sentido religioso es otra cosa.
No faltará quien diga que usted se ha vuelto un tanto conservador...
No sé, después de veinte años en esto, pues siento que si en un principio tuvimos una actitud de choque, diciendo las cosas que muchos no querían escuchar, que no eran políticamente correctas, ahora puedo usar una táctica un tanto más conservadora. Vengo con más poder, más peso, pero mis creencias siguen siendo la igualdad, paridad para los latinos en Estados Unidos. Quiero que la torta se reparta igual para todos, como debe ser.
¿Por qué esa voluntad de trabajar desde la política, que no tienen otros astros de la salsa?
A diferencia de otros artistas, yo nací y me crié en Estados Unidos, bajo las leyes del 'apartheid' que duró hasta el año 63. Éramos una comunidad marginada. Era igual que Sudáfrica. No estaba permitido que dos personas de distinto color se casaran y la gente tenía que ir a escuelas distintas e incluso utilizar sanitarios separados. Un país donde la Constitución mandaba que éramos iguales, pero separados. Y entonces a nosotros nos mandaban a “nuestra” escuela, aunque esta fuera un arrabal destrozado, mientras que para los blancos había una escuela bonita y nueva. Dicen que uno puede ser cualquier cosa que uno quiera en Estados Unidos, pero esa es una promesa que nunca he visto, todavía.
¿Algún episodio personal de discriminación lo marcó?
Toda la vida. Cuando yo era chico, un latino podía caminar por las calles y de pronto venía un policía mayor y te daba un varazo en la cabeza o en el estómago y te decía “Vete para tu casa, ratoncito”. Me pasó muchas veces. Ahora, yo tengo cuatro hijos que pasan algo parecido. Yo tengo varios doctorados, domino el inglés y soy estadounidense de segunda generación, pero ven el apellido y a mis hijos los mandan por el otro sistema. Entonces estamos ante una resistencia sistemática. Representamos una amenaza para ellos. Ya te digo, en algunas ciudades tenemos el 50% de los niños en nuestra comunidad y somos la minoría más grande del país. Pero van a hacer todo lo que puedan para que sigamos así: ponernos drogas, darnos una educación inferior, tratar de fomentar la separación y la disonancia entre los latinos.
¿Todavía lo siente?
Sí, pero la cosa cambia cuando tratan de convocar al voto latino, nuestros dólares. A veces se dice que las cosas se mueven con el palo o la zanahoria. Entonces tienen que ofrecernos la zanahoria.
Hay una frase dramática de Héctor Lavoe que dice: “Pero cuando el show se acaba, soy otro humano cualquiera”. En su caso, después del cantante famoso y del activista político, qué queda.
Pues allí está la razón por la que me metí a la política, porque en el mundo de la farándula siempre era: “Oh, sí, señor Colón, pase por aquí”. E incluso los estadounidenses me decían: “Ah, usted es Willie Colón”. Pero cuando bajo de la tarima y salgo a la calle recibía el mismo tratamiento, el mismo desprecio y discriminación. Entonces siempre estoy sensible, puedo percibir en qué sitial estamos porque salgo a la calle y allí no saben si soy artista o si trabajo para el Gobierno. Voy probando el tratamiento que recibo.
¿Por qué dos estrellas de la música como usted y Rubén Blades no lograron el puesto político al que aspiraron en su momento?
En realidad, una vez yo quise lanzarme para senador, pero no lo hice. Luego me postulé para vice-alcalde y llegué en tercer lugar. A partir de entonces yo he podido trabajar con un cargo político, manejo una agencia que mueve millones de dólares y desde ese lugar he logrado ciertas metas, martillando sin echar para atrás.
¿Diría que la actitud brava de la salsa original se ha convertido en una actitud política?
Hay que buscar una reconciliación entre las dos cosas. A muchos latinos les gusta mucho la salsa, pero les importa poco la política. Es necesario tratar de arrastrarlos hacia la participación y que salgan de las sombras y de las orillas de la sociedad para que puedan ser vistos. Esa es mi meta. Yo solo quiero dejar unas ideas, una música, un mensaje de servicio para mi comunidad. Lo que cuenta es el esfuerzo.
Usted siempre tiene una frase que agarra carne en algún lado. ¿Se siente un opinador?
Bueno, creo que tengo derecho de opinar después de casi cuarenta años en esto.
¿Y le molesta que esas frases se presten a malentendidos con otros artistas?
No. Es parte del bochinche y la farándula. No me molesta.
Como político tampoco tuvo miedo de decir las cosas claras, sea respecto a la comunidad cubana o a la situación de Puerto Rico.
Bueno, yo a veces he dicho cosas de una manera que de repente no era la mejor, pero que se tenían que decir. Ahora hay acercamientos para corregir algunos de los errores. Por ejemplo, hace poco yo era uno de los principales problemas para los organizadores del Grammy Latino, pero ahora he sido invitado a ser uno de los jueces. Acepté en ese espíritu de conciliación y di mi opinión para elegir a los nominados.
'El Malo' se ha puesto conciliador...
Bueno, todos tenemos que ir evolucionando. Lo importante es la persona que llegamos a ser en el camino.
El Festival Mundial de la Salsa
David Hidalgo Vega
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